El castillo de la Zuda se encuentra sobre un elevación considerable que avanza sobre la vertiente más occidental del río Ebro, desde donde se domina la ciudad bajo-medieval y el barrio de Remolins, antigua judería. La fortificación original disponía de torres prismáticas y cilíndriques en sus extremos de adaptación a la orografía del terreno, reseguido de una sólida muralla andalusina del siglo X. Sobre el promontorio quedaban distribuida construcción residencial con dependencias estructuradas en planta alargada en “ele” y varios patios de armas. La torre del homenaje y dependencias contiguas han sido totalmente restauradas durante su conversión en Parador. Resta todo un complejo de murallas que corresponden a las épocas contemporanea y moderna. Bajo el mandato de Abd al-Rahman III se levanta el castillo de la Zuda, hoy convertido en Parador Nacional, entre otras construcciones hoy desaparecidas como las atarazanas, los baños públicos y una mezquita de cinco naves, construcciones que fueron reconvertidas en el palacio del Obispo y la catedral gótica. El castillo ocupa el lugar de la antigua acrópolis romana y su construcción se remonta al siglo X. Tras la conquista cristiana, la ciudad fue repartida entre los Montcada, los genoveses y la orden del Temple. El castillo sirvió de prisión y fue reformado parcialmente y levantada la torre del homenaje, llegando a convertirse en residencia real en tiempos de Jaume I. A partir del siglo XV sufrió fuertes modificaciones para adaptarlo a los nuevos requerimientos militares y durante la guerra civil fue objeto de una grave destrucción. Hoy se encuentra restaurado y convertido en Parador Nacional.